El difícil camino de Grecia
Los griegos votaron y abrumadoramente optaron por el “No” en el referendo de ayer Grecia debería crear en forma urgente una nueva moneda
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Erik Haindl
Grecia ya se ha pronunciado. Su población votó ayer abrumadoramente que "No" en un referendo sobre un rescate financiero de sus acreedores. Se trata de un fuerte respaldo político al gobierno del primer ministro Alexis Tsipras, pero implicará que Grecia hace default sobre sus deudas fiscales de 317 mil millones de euros. Esta ruptura con Europa implica la salida de Grecia de la Eurozona y posiblemente de la Unión Europea. Dicha salida generará una crisis de liquidez y una corrida bancaria, que solo se podría evitar prolongando el feriado bancario.
Grecia debería crear en forma urgente una nueva moneda, el nuevo Dracma, para reemplazar el Euro en el sistema de pagos. Se deberían dictar nuevas leyes para reemplazar la palabra Euro por Dracma en todas las deudas, depósitos, salarios, pensiones, arriendos, etc. Este Dracma debería devaluarse en forma importante con respecto al Euro, de tal forma de ganar competitividad y volcar los precios relativos hacia el sector transable. El gran peligro inicial es la quiebra masiva de bancos, lo que debería evitarse a toda costa. Si muchos bancos no sobreviven se cortan las cadenas de pagos, y se produce una contracción monetaria de proporciones. Ello puede precipitar una gran depresión económica.
Este fuerte shock inicial generará probablemente una fuerte recesión en 2015, pero la mejora de la competitividad de Grecia impulsará una recuperación impulsada por exportaciones y turismo en 2016. Estos cambios permitirán que el programa de relajamiento fiscal de Tsipras pueda ser implementado, lo que implicará un fuerte aumento del déficit fiscal, que generará una inflación sostenida de dos dígitos. El default dejará a Grecia sin acceso a los mercados crediticios internacionales, lo que la devolverá al tercer mundo. Las repercusiones sobre el resto de Europa serán negativas. Muchos bancos europeos tambalearán ante el default griego. Las bolsas europeas probablemente caerán y el Euro se debilitará. Muchos analistas financieros se preguntarán si existen otros países que también están en condiciones de dejar la Eurozona
Los países más complicados en su permanencia en la Eurozona son probablemente Chipre y Portugal. Esto generará consecuencias financieras negativas sobre estos países. España e Italia han mejorado sus equilibrios fiscales, por lo que podrían escapar a estas réplicas del shock. Si la mayoría se hubiera inclinado por el "Sí" ayer, Grecia habría entrado a una crisis política, que habría significado la caída del actual gobierno de Tsipras. En ese escenario, un nuevo gobierno de orientación más conservadora habría tenido que encabezar las negociaciones con la Eurozona para cortar el gasto público, bajar las pensiones, y facilitar una mayor flexibilidad de precios. Estas duras, pero necesarias medidas, habrían llevado a una deflación que mejoraría la competitividad de la economía. Probablemente habrían significado un nuevo freno al crecimiento en el corto plazo, pero la hubieran mantenido dentro de la comunidad europea, y le permitirían un crecimiento estable a partir de 2016.